"Lo único que sé es: de vez en cuando, sin causas exteriores, en mi alma se levanta la ola oscura. Proyecta una sombra sobre el mundo, como la sombra de una nube. La alegría suena a falsa; la música, desafinada. La melancolía impera, morir es mejor que vivir. Esta melancolía llega de vez en cuando como un ataque, ignoro con qué intervalos, y cubre lentamente mi cielo de grandes nubarrones. Empieza con inquietud en el corazón, con una sensación de miedo, probablemente con pesadillas nocturnas. Personas, casas, colores y tonos que antes me gustaban se vuelven dudosos y adquieren un aspecto falso. La música da dolor de cabeza. Todas las cartas parecen destempladas y contienen dardos ocultos. Verse obligado a hablar con la gente durante estas horas es un tormento y acaba inevitablemente en escenas. Estas son las horas a causa de las cuales no se poseen armas de fuego; y es cuando más falta hacen. Se siente ira, dolor y queja contra todo, contra las personas, contra los animales, contra el tiempo, contra dios, contra el papel del libro que se está leyendo y contra la tela del traje que se lleva puesto. Pero la ira, la impaciencia, la queja y el odio no se refieren a las cosas, y todos se vuelven contra mí. Soy yo quien merece el odio. Soy yo quien introduce en el mundo la fealdad y el tono falso. Hoy descanso de un día semejante. Sé que ahora puedo esperar una temporada de calma. Sé que el mundo es hermoso, que a veces es infinitamente más hermoso para mí que para nadie, que los colores tienen más dulzura, el aire fluye con más facilidad, la luz flota con más delicadeza. Y sé que debo pagarlo con los días en que la vida es insoportable."
Todo parece fluir y perderse, bruscamente y a veces no con tanta crudeza y tanta prisa y sin embargo, nos agujerea.
jueves, 28 de febrero de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario