viernes, 27 de septiembre de 2013

Hoy

Permaneció por un tiempo pura, pudo engañar a los que la rodeaban, así, inconscientemente y sin querer, tanto que, los seres más a fines a ella creyeron que así iba a permanecer. Por siempre. Y el mundo se reía, bien por dentro, mientras pensaba: "qué ilusos". Pero eso creyeron: creyeron en lo puro; lo radiante; lo no influenciable; lo poco fatal; lo milagroso. Pensaron que así iba a permanecer, no influenciable por todos los intereses enmascarados de una sociedad; de una ciudad; de los suburbios de cada rincón del mundo.
Creció. Fue alguna vez un flor; un regalo que parecía del más allá. Pero nada en este mundo puede ser tan inteligente. Porque te toca el eco; o el eco del eco; o el eco del eco del eco. Porque el mundo no es más que eso: todo lo civilizado es eso. Ecos. Ecos que se disfrazan de transformaciones y de novedades para crear más ecos de laberintos sin fines pero a la vez rodeados de los mismos argumentos de siempre. Porque el mundo si está lleno de átomos; o de historias que le pesan; es porque los intereses nacieron para comandar; para dirigir. Para sobrevivir a todo. Para ser inmortales y para con eso, "crear". Para captar a cualquier luz en el mundo que soñó con no extinguirse, que fue pura pero que no pudo escapar de ser contaminada y que lo fue antes de poder apreciar su estado anterior, de tanto que la moldearon.
Ella permaneció pura por un tiempo, tiempo hermoso que fue un reloj de arena pequeño y sumiso. Ella creyó, aún cayendo ante tanto alrededor contaminante, que no estaba cayendo; que pensaba por ella misma y alegre con su engañoso propio nada se embarcó en una lucha hacia el vacío. Es que sin esa lucha en el vacío, en el mundo terrestre, iba a morir con el vacío encima, con la sensación. Y seguro lo palpitó, aunque nunca lo sepa. Entonces decidió creer en la búsqueda de significado encontrándolo casi casi por azar. El microcosmos le susurraba "ilusa". Por ahora no lo pudo escuchar. Por lo menos yo, trato de conservar las esperanza entre las paredes del reino de lo absurdo. 

3 comentarios:

Dylan Forrester dijo...

Tienes una prosa intensa y degustable: Persevera, persevera y persevera.

Un abrazo.

Antoni dijo...

Ahí está la actitud que debemos tener, no perder la cordura ni la esperanza.

Muchas gracias por alegrarme parte del día. Por esa razón, y por muchas otras, te dedico parte de mi última entrada.

¡UN SALUDO!
http://undiariopersonalmas.blogspot.com.es/

Jeny dijo...

un beso

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